13 DE NOVIEMBRE DE 2002. S.O.S. Me levanté aquella mañana y en la cocina fría (siempre era fría, de septiembre a mayo) escuché la radio. Otra vez. Otra marea negra. El Erika todavía parecía demasiado cercano. Me fui al cole en medio de aquel temporal de viento y lluvia. El típico de cualquier noviembre gallego. No se hablaba de otra cosa. Los mayores planeaban ir de voluntarios a limpiar las playas. Yo, a mis 13 años, no podía hacer nada. Solo salir a gritar a la calle vestida de negro. Y eso hice.
La hija del Armador