Había una vez un hombre que tenía hijos y que los quería tanto que pensó en hacerles un regalo de cumpleaños muy especial. Ya habían visto montañas y campos a montones y se le ocurrió una idea: ¡ los llevaré en crucero por el mar! Sí, definitivamente sí.
Llegó el día en que fueron al barco y en dos días el barco chocó contra una roca y empezó a hundirse... desgraciadamente la madre murió porque no tenían suficientes flotadores. Los niños y el padre no paraban de llorar y cuando el padre se quiso dar cuenta uno de los niños cayó al agua.
Pero tuvo la mayor suerte de su vida y llegaron a tiempo los guardacostas y lo pudieron salvar, pero nunca se les olvidó que su madre aún estaba hundiéndose por el agua.
Llimona